Un corto de animación dirigido Mathieu Labaye. Además de tener una animación excelente (por la que ha recibido tropecientos premios), lo comparto porque me resulta muy… perturbador. Y tampoco sé si es esta la palabra. El hecho es que me da mucho respeto (¿incluso miedo?) darle al play de vimeo.
Su autor lo creó como homenaje a su padre, Benoît Labaye. Benoît empezó a manifestar los síntomas de la esclerosis múltiple a los 29 años de edad. A los 40 ya no podía moverse sin una silla de ruedas y a los 55 falleció a causa de una neumonía.
Durante el corto se escucha la voz de Benoît Labaye:
“Creo que es por el movimiento que uno se hace dueño de su propia vida. Gracias a la libertad de ir y venir, de tener gestos de amor, de ternura, de enfado, lo que sea. Cuando uno es privado del movimiento, como lo estoy yo y mucha otra gente, creo que, si quieres sobrevivir, debes reinventar el movimiento de manera diferente. Cuando pasa dentro de mi cabeza no es puramente cerebral, no es puramente intelectual. Es un modo de recrear un espacio interior que es también mi libertad”.