Almudena M. Castro
La primera vez, nací en Rusia a finales del siglo XIX, a tiempo para conocer a Scriabin, Rachmaninov y Prokofiev, a tiempo para desear ser pianista. Aún sigo buscando el pájaro de fuego entre las teclas, fascinada por un baile que mis dedos ya no pueden olvidar.
La segunda vez, quise ser aventurera. Partí en busca de las Indias, perseguí ballenas en el Ártico, hice autostop hasta Lisboa y fui un sintecho en París. Aún me dedico a aprender idiomas y a conocer nuevos países en las esquinas del calendario.
La tercera vez, fui una gran científica. Descubrí el patrón que coordina la danza de los planetas, estudié los armónicos del sonido y encontré el pulso perdido del metrónomo de Beethoven. Desde entonces me entusiasman los patrones, el sonido, las proporciones y los puzzles de la historia de la ciencia.
Esta vez, en cambio, nací con apetito por los colores y enganchada al olor del aguarrás. Por eso estudié Bellas Artes, me especialicé en diseño y, solo más tarde, me gradué en física. Actualmente, me dedico al desarrollo de productos digitales como diseñadora de producto y experiencia de usuario. También escribo divulgación para diversos medios digitales.
Sobre puratura
Todo es escritura, es decir fábula. ¿Pero de qué nos sirve la verdad que tranquiliza al propietario honesto? Nuestra verdad posible tiene que ser invención, es decir escritura, literatura, pintura, escultura, agricultura, piscicultura, todas las turas de este mundo. Los valores, turas, la santidad, una tura, la sociedad, una tura, el amor, pura tura, la belleza, tura de turas.
(Julio Cortázar. Rayuela. Capítulo 73)