Pese a lo accidentado de la primera semana y la dichosa tormenta, pronto se estableció una rutina estable en el barco. Esta resultaba especialmente homogénea porque en el Hespérides se trabajaba todos los días, incluyendo festivos y fines de semana. Sólo algunas anécdotas, los momentos de ocio, diferenciaban sustancialmente los días entre sí, permitiéndonos notar el avance del tiempo.
Un pez volador cayó en cubierta sin que hubiese tiempo para devolverlo al mar. Por lo menos pudimos verlo más de cerca.
El futbolín amenizaba nuestros ratos libres en la cubierta de vuelo.
Navidad a bordo:
Resultaba interesante el contraste entre la aparente frialdad de un buque metálico, impersonal con los adornos que lo fueron colonizándolo con la excusa las fiestas navideñas.
Nacho y Burkhard disfrazados de Rudolf y Papá Noel el día de Reyes.
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Bautizo ecuatorial:
El día del paso del Ecuador, coincidió con Año Nuevo. Ese 1 de Enero, los marinos neófitos fuimos bautizados para obtener el consentimiento de Neptuno y poder pasar así de un hemisferio al otro.
1 de enero de 2011 en la latitud 0º 00′ 00”
Tritón, uno de los miembros de la corte de Neptuno.
Para obtener la gracia de Neptuno debíamos superar una serie de pruebas y donar un mechón de nuestro pelo.
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