Este viernes no participo en LDOnda. Cosas del directo, de los puentes y de los humanos que se van de vacaciones. Para superar el síndrome de abstinencia, os propongo ver un vídeo muy curioso que me he encontrado en PopScience.
Se trata de un “zoolófono”, lo va a petar en las jugueterías y es resultado de dos años de duro trabajo por parte de un equipo de científicos de Columbia Engineering, Harvard, MIT y Disney Research.
El sonido que produce un objeto depende en gran medida de su forma. Como os contaba hace un par de semanas en #LDOnda, los objetos unidimensionales son especialmente interesantes por su capacidad de generar sonidos altamente periódicos, sonidos cuyos parciales coinciden con la serie armónica. Esta es la forma elegante de producir tonos bien definidos: coger un objeto con una gran simetría, una forma “sencilla”, de cuyas dimensiones principales, previsiblemente, resultan esos tan deseados armónicos.
Y después está la versión hardcore.
En la versión hardcore, ya no se intenta partir de las dimensiones principales y simetrías del objeto. Se trata más bien de torturar la figura hasta conseguir resaltar, de uno en uno, los armónicos (o no armónicos) que interesen en cada caso. Y especifico o no armónicos porque, dado el nuevo enfoque, tan factible es lo uno como lo otro. Dentro del infinito mundo de las formas posibles, con modos de vibración “extraños” (no resolubles mediante análisis), alguna habrá que justo coincida con la serie armónica o con cualquier otra. Sólo necesitamos un programa capaz de simularla ¡y mandarla a la cola de impresión 3D!
Manipular el desorden hasta que vuelve a producir de forma precisa, algo tan parecido al orden…