(Esta anotación se publica simultáneamente en Naukas)
Radio Clásica ha estrenado un programa sobre ciencia y música llamado Longitud de Onda; #LDOnda en Twitter. Se emite todos los días de 13:00 a 14:00. Los viernes pasaré por sus estudios para presentar algún tema relacionado con la física o las matemáticas de la música.
Kepler y la armonía
Tendemos a pensar en ciencia y arte como categorías estancas, claramente diferenciadas y más o menos constantes a lo largo de la historia. Creemos que lo que cambian son los objetos artísticos; que los cuadros renacentistas son distintos de los románticos, por poner; pero los imaginamos agrupados bajo un mismo paraguas perdurable; “El Arte”. Pero no se trata sólo de eso: los propios conceptos, arte y ciencia, han cambiado fundamentalmente a lo largo de la historia llegando a significar cosas contradictorias entre sí o agrupando disciplinas que hoy consideramos claramente diferentes.
La idea de arte que manejamos hoy en día es muy reciente: no existió hasta mediados del siglo XVIII. El primero en acuñar el concepto bellas artes fue Charles Batteaux en 1746 y agrupaba aproximadamente las 7 artes que hoy se consideran como tales (evidentamente no estaba el cine y en su lugar se listaba la elocuencia). Sin embargo, si nos vamos más atrás en el tiempo, la cosa cambia mucho más. Las 7 artes liberales de los griegos estaban formadas por el trivium (la gramática, la dialéctica y la retórica) y el cuadrivium y este último agrupaba disciplinas que hoy consideraríamos “ciencias” (la astronomía, la aritmética y la geometría) ¡con la música! La pintura y la escultura, en cambio, se consideraban artes serviles o vulgares (aquellas que implicaban un tipo de trabajo manual y no tanto intelectual), junto con otras disciplinas que hoy consideraríamos artesanías.
El quadrivium resulta especialmente chocante hoy en día, cuando la música se considera poco más que una forma de ocio sofisticada, de creación intuitiva e “inspirada”. Hoy en día, la música ha perdido las fuertes implicaciones teóricas que tenía en el clasicismo. Entonces, sin embargo, se creía que la belleza de la música emanaba de los números y que, por tanto, un universo ordenado (regido por números) debía resultar igualmente armónico y bello. Esta es la idea que se oculta tras el mito de la música de las esferas y la que daba unidad a las disciplinas que formaban el quadrivium.
Pues bien, uno de los astrónomos que más persiguió la belleza en los números y la música de las esferas fue Johannes Kepler. Considerado uno de los primeros científicos en una época en que la ciencia apenas daba sus primeros pasos, Kepler es un físico fundamental: es conocido por desvelar la forma elíptica de las órbitas planetarias, fue el primero en hallar la relación entre el periodo de un planeta y su distancia al sol, describió cómo variaba la velocidad angular de cada planeta en su órbita. Lo que no resulta tan conocido es que Kepler describió todos estos fenómenos en un tratado llamado “Harmonices mundi“. El argumento principal de dicho tratado no son estas leyes del movimiento planetario. Más bien es un texto en el que Kepler intenta encontrar relaciones armónicas (esto es, numéricas pero también, por tanto, musicales) en el movimiento de los planetas y, como resultado de ello, enuncia estas leyes. Pero el objetivo no es puramente descriptivo, sino que pretende desvelar la armonía del cosmos, su belleza basada en los números, su música de las esferas.
Algunos de los argumentos que esgrime Kepler, de hecho, no son tanto científicos sino estéticos. Habla, por ejemplo, de la impresión que le causa la música polifónica de su época (la polifonía consiste en el uso de varias líneas melódicas simultáneas), frente a la monodía del pasado y argumenta que la armonía planetaria ha de compartir esta característca. Más allá de la pura teoría musical, llega incluso a mencionar a compositores de su época, como Orlando di Lasso y cita ejemplos musicales concretos que transcribe parcialmente y analiza.
En este capítulo de Longitud de Onda, hablamos de la obra de Kepler y su búsqueda de la armonía de los planetas. Además, para celebrar el 50 aniversario de la primera retransmisión de Radio Clásico, contamos con la presencia de Xavier Díaz-Latorre y Pedro Estevan, dos de los mayores expertos en música antigua de España, que nos ofrecen una espectacular actuación en directo.