En un mundo contaminado también acústicamente, las máquinas más modernas compiten entre sí por ser las más silenciosas. Gracias a los ingenieros, hoy tenemos lavadoras, coches y aires acondicionados que no colapsan nuestros oídos. Gracias a los luthiers y a artistas como Richard Waters, tenemos también otro tipo de máquinas: máquinas como el waterphone, especialistas en fabricar sonidos:
El waterphone fue patentado por Waters en 1975 y, como las mejores creaciones, tiene una página en la wikipedia cuatro veces más larga que la de su creador. Debe su timbre ciertamente “escalofriante” a su caja de resonancia y al hecho de ser un metalófono de percusión (emite sonidos bastante inarmónicos). Pero, probablemente, su propiedad más llamativa es la variedad de sonidos que es capaz de producir, casi todos ellos inquietantes, eso sí. Esto ha hecho que se utilice bastantes veces en el cine, en películas como Poltergeist o The Matrix.
Un juguete molón, en definitiva; bien como escultura o como instrumento. Cotilleando precios por ahí, veo que no es especialmente barato. Ahora bien, si tenéis tiempo e infinita paciencia, siempre os podéis construir uno a mano: