Ese es el papel del experto: fijar el precio de mercado, la cantidad a la que colocárselo al siguiente aficionado o al siguiente incauto (…) y ningún muestreo de laboratorio será preferido a un tasador en la próxima puja.
Raúl Minchinela, en un fantástico artículo sobre un cuadro de Pollock, cuya autenticidad ha sido avalada por las pruebas forenses pero sigue siendo negada por los expertos en Arte. Enmarco, también, este fragmento (tan cierto y tan bonitamente escrito):
“En el experto de arte confluyen tres figuras: el místico, el juez y el pastor. El místico reniega de las pruebas ajenas como los clérigos se aferran a su génesis (cada uno el suyo según su libro sagrado) por mucho que avancen los aceleradores de partículas y por bien que funcionen los teléfonos móviles. El juez estético invierte al juez jurídico que retrataba Michel Foucault en Vigilar y Castigar: en el tribunal se llama a los expertos científicos precisamente para no juzgar el “crimen puro” sino el alma del acusado (si volverá a delinquir, si hay atenuantes…), pero en el caso Pollock se desestiman las pruebas precisamente invocando el alma del pintor: aunque se hubiera pintado donde Pollock, como Pollock e incluso por Pollock… eso no es un Pollock. El pastor reconoce el camino correcto, y el propio pintor no puede descarriarse: un nuevo Pollock nunca visto no se forma en la cabeza del artista sino que se forma en la cabeza del analista. Descarriarse en lo ético o en lo estético es inaceptable, y ningún análisis subatómico puede ser argumento para justificarlo.”
2 Comments
Avalada.
Argh. ¡Gracias!