Los retratos sorpresa de Richard Avedon

Richard Avedon es, para muchos, un fotógrafo que no necesita presentación. Sus fotografías de moda han dado la vuelta al mundo, pero también es conocido, sobre todo, por sus retratos.

Estos se caracterizan por dos sellos muy personales. Por una parte, Avedon disparaba a sus retratados contra el paredón: de frente a la cámara, aislados, sobre un fondo completamente blanco. Por otra parte y en esa misma línea, se podría decir que el fotógrafo era un auténtico cazador. Sus retratados no tenían casi ningún control sobre la foto que saldría de su sesión entre otras cosas porque, en muchas ocasiones, Avedon las sacaba a traición: manipulaba a sus «víctimas» para obtener de ellas el aspecto que más le interesaba plasmar, incluso si esa imagen no era la que ellas querían ofrecer. Esto explica que se colaran tan pocas sonrisas «patata» en sus fotografías (ni siquiera la de Marilyn Monroe) y el manifiesto descontento de algunos retratados con sus fotografías. Pero también dio lugar a la gran variedad de facetas, a veces inéditas e inesperadas, que encontramos en su trabajo.

Icónico retrato de la icónica Marilyn tomado el 6 de Mayo de 1957. A la derecha, Karl Rove, político republicano descontento con su retrato: “The portrait is foolish, stupid, insulting. It makes me look like a complete idiot”.

Sin embargo, hubo una ocasión en que Avedon fue el sorprendido y no viceversa. El propio fotógrafo nos cuenta su historia en un documental titulado Light and Darkness que podéis encontrar en Youtube (en inglés, eso sí). Según su narración, Charles Chaplin le llamó para que lo retratase, a lo cual Avedon, encantado aunque bastante sorprendido, accedió. Una vez acabada la sesión, Chaplin le pidió que se preparase para sacarle una fotografía más: «Are you ready?». En ese momento, se agachó y colocó sus manos a modo de cuernos: primero con un gesto enfadado, luego con una risa esperpéntica en una segunda toma (la más conocida). Lo que Avedon no sabía es que Chaplin se preparaba para abandonar el país un día más tarde. Aquella última imagen era el corte de mangas que Chaplin le dedicaba a los Estados Unidos, un país que lo había acosado y demonizado, acusándolo de comunista durante la famosa «caza de brujas» que se desató tras la Segunda Guerra Mundial.

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