Hay temas que se repiten en la historia del arte, como farolas solemnes en el camino. La vida, la muerte, las crisis existenciales, el drama de perder un solo calcetín… todos estos son temas comunes y encontrarlos o reencontrarlos cada pocos metros tampoco merece mayor mención. Algún funcionario los puso ahí, antes de que el primer ser humano empezara siquiera a escribir.
Sorprende mucho más dar con un tema afiladamente específico, inesperado, una idea que parece original… y descubrir cómo distintos artistas en contextos diferentes han acabado replicándolo. “Tema raro y variaciones”; en el que cada variación, por un lado, ahonda en la rareza del tema y lo enriquece. Pero por otro, nos señala que quizás el tema raro no lo fuera tanto.
Uno de mis temas raros preferidos es el esperpento. La primera vez que leí Luces de Bohemia me convencí de que ese lugar, con sus espejos curvos y su desesperanza quieta, irónica, con su chulería descreída y torturada… sólo podía existir en Madrid. No soy yo mucho de aferrarme a sentimientos patrios pero si hay algo que identifico con la tierra que me da cobijo, ese sentimiento es el esperpento.
Para mi sorpresa, hace algunos años me encontré una variación. Y esta variación no es siquiera española sino inglesa. Las fotografías de Martin Parr deforman a los héroes de la publicidad y amplían la tragedia de Valle Inclán por el lado del color y el contraste exagerado. Es el retrato de una sordidez cotidiana, irónica y ácida… que yo creía tan madrileña pero que, como los mejores temas raros, tiene variaciones inesperadas.
No dejéis de visitar su portfolio.