Recordé hace poco, gracias a una publicación de José Antonio Peñas Artero, esta bonita animación de Ryan Woodward. Es un trabajo realizado con la técnica del rotoscopio, es decir: calcando las imágenes a partir de una grabación de vídeo. Sin embargo, lo más interesante de este trabajo es, precisamente, todo lo demás: cómo el autor utiliza los recursos que ofrece el dibujo más allá de la mera representación. Me encanta el uso de los colores como elemento significativo, la conversión de las figuras en líneas o cómo estas se funden, refuerzan y desaparecen para acompañar y resaltar el movimiento. El dibujo, en esta animación, no intenta ocultarse como un accidente en pos de la perfecta imitación de la realidad (de hecho, pienso que sería imposible conseguir el mismo efecto con una grabación de vídeo o una animación 3D, por muchos efectos especiales que se añadiesen). Todo lo contrario: se utiliza como un elemento imprescindible de la narración y, por ello, sus elementos quedan claramente a la vista.
(Vía: Fubiz)