Yo no soy “una chica”

Me ha pasado varias veces ya. Me llaman para participar en un evento, en un equipo o cualquier tipo de sarao y la primera línea de presentación invariablemente es:

– Necesito una chica que…

– ¡Eres la primera chica a la que llamo!

– Tenemos pocas chicas y…

Y la verdad es que se me viene el mundo a los pies.

Yo sé que en el 90% de los casos, quienes así se presentan lo hacen sin maldad. Sé que, en los contextos en que me muevo, la presencia de mujeres es marcadamente minoritaria y que es importante hacer un esfuerzo para que, en eventos públicos, no lo sea aún más. Pero… me hace polvo, sin más. No sé por qué sólo puedo entrar en “la otra liga”, completando un cupo que no queda más remedio que rellenar. No sé en qué momento pasé de ser una ponente con un tema interesante a “una chica que habla”.

Hoy se lo comentaba a una compañera de trabajo y me ha sugerido que aclare que yo no soy una chica. Y no le falta razón. Realmente era algo que solía repetir hace tiempo, quizás fruto de cierta misoginia mal llevada. Pero es que es que yo nunca he sido mucho “una chica”. Nunca me he sentido identificada con todos esos roles que a menudo se consideran “femeninos” y, más bien, me he encontrado defendiéndome contra una etiqueta (más todas sus expectativas) que me eran impuestas. Si el género es un rol, “femenino” no ha sido nunca el mío.

Ni todo lo contrario. En general, mi género no es algo a lo que yo le haya dado importancia. Pero ahora, de repente, parece que es lo único que importa. Ahora, de repente y quizás por una buena causa, me encuentro dentro de grupos de los que no me siento parte, sosteniendo una bandera que yo no elegí, siendo para mi sorpresa y después de todo “una chica”. No me siento representante de tal cosa… y mucho menos me apetece volver a dar charlas si me invitan para rellenar una cuota.

 


Actualización 03/03/2019. He publicado esto en Twitter, se ha vuelto viral virulento y… hay quien ha empezado a leer lo que ha querido. Por aclarar:

  • No estoy en contra de la discriminación positiva. Entiendo los motivos y ES UN TEMA COMPLEJO. Más bien, creo que a veces se hace recaer la responsabilidad de hacer un evento (o lo q sea) diverso sobre aquellos a quien se invita… y cansa, la verdad. La diversidad es una propiedad del evento. Es un poco absurdo ir persiguiendo ponente a ponente para que se encarguen y sean conscientes, como individuos, de que aquello tenga las proporciones que el organizador ha creído óptimas.
  • Desde luego: NO ME ESTOY REBELANDO CONTRA EL FEMINISMO (las cosas que hay que leer…).
  • Y, desde luego, mi propio post no está libre de cierta misoginia. Coño, claro que soy “una chica”. Lo soy en el 90% de los contextos anónimos de la vida cotidiana: me quedo con esta reflexión de Caterina Medicea.
  • Yo estoy bien: hace más de un mes me dio un chunguillo y, bueno, acojona. Me he propuesto descansar. Pero me temo que en 140 caracteres la cosa ha sonado más dramática de lo que yo pretendía.
  • Gracias en cualquier caso por los ánimos y gracias a todos los que me decís que os molan mis charlas 🙂 A veces es difícil verlo en primera persona. Prometo silenciar a esa petarda que me llama impostora, tomarme unas buenas vacaciones, y, en unos pocos meses… volveré.
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5 Comments

  • Almudena
    4 March 2019 at 23:02 

    Hay invitaciones e invitaciones. Como en todo desahogo, es difícil no generalizar. Evidentemente, no se da la misma situación en todos los casos.
    Vaya, que gracias, Iñako 🙂

  • Fernandotravez
    5 December 2020 at 19:52 

    El que te busque por chica, no por fisica, musica o artista, no deberia provocarte rabia sino pena. Los o las inquisidores/as de twiter son la otra parte. Pasiones sin verdad, la eterna hoguera.
    Como los de Alicante, palante

  • Almudena
    28 December 2020 at 13:17 

    ¡Gracias Fernando! 🙂

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