There are people who believe in coincidences. But the people who believe in coincidence should not play Beethoven. Because Beethoven’s music does not allow for coincidence. And if there’s some funny note on the seventh bar of the piece you’d better watch out because that note is gonna change your life.
Robert D. Levin, pianista, compositor y musicólogo, hablando sobre Beethoven en una fantástica clase magistral sobre la sonata en do menor, D. 958, de Schubert.
(Descubrí el vídeo gracias a Músico Teórico)
Notas al pie:
· Siempre me sorprenderá cómo pueden llegar a decirse tantas cosas sobre apenas unos compases (¡o unas notas!) de música. Cuando estudiaba en el conservatorio, era algo que me fascinaba y escamaba a partes iguales. Aquellas clases magistrales concentraban el aroma de todos los saberes antiguos y deliberadamente oscuros: parte de su encanto radica en la certeza de no poder llegar jamás a dominarlos… pero sí intuir que hay algo cierto, cuidado y bello en ellos. Como un libro miniado con los secretos de la alquimia. Quizás no todo su contenido sea cierto, quizás ningún oído pueda llegar jamás a percibir todas las sutilezas que el pianista cree poder comunicar. Pero aún así, es todo tan bonito, tan rico, tan innecesariamente preciso, tan preciado, tan precioso…
· Interesante reflexión, a partir del minuto 56, sobre cómo distintos compositores “robaron” (queriendo o sin querer, quizás sin ser conscientes de ello siquiera) ideas musicales de otros. Le da cierto carácter colectivo a la historia de la composición musical; similar, quizás, al de la producción científica; que sería muy difícil en tiempos del copyright. Sobre el robo de Schubert a Beethoven, Levin afirma:
It doesn’t matter whether he did it on purpose, whether Schubert was copying the 32 variations, or not. The fact that he is doing it shows what musical culture is all about. That one thing leads to another.